Tras la polémica surgida a raíz del la instalación de un carril bus protegido en las calles céntricas de A Coruña, se plantearon una serie de cuestiones tales como la necesidad de potenciar los transportes públicos reduciendo el tiempo de viaje en autobuses y taxis, eliminar la doble fila y el exceso de tráfico a costa de disminuir las plazas de aparcamiento, obligar a los transportistas a realizar desplazamientos cargados para su entrega en los locales comerciales, tener un carril por donde autobuses y taxis circulan rápido causando más accidentes, … y todo lo que se os pueda ocurrir.
De toda la polémica planteada tenemos como resultado un usuario de transportes públicos contento por agilizar su servicio, un comerciante cabreado por la incomodidad que le supone no poder parar delante de su local y un usuario de automóvil indignado por la actual dificultad de aparcamiento en las zonas afectadas por el carril.
En mi opinión el problema del carril bus es que el usuario de transportes públicos representa una minoría en proporción con el número de ciudadanos que utilizan sus vehículos particulares para realizar desplazamientos de unas centenas de metros dentro de la ciudad. La solución al problema, considero es más bien cultural que física, cuando tengamos el hábito de desplazarnos en transportes públicos, bicicleta o a pie dentro de la ciudad, supondrá que hemos producido un verdadero avance a nivel urbanístico.
Si hablo de desplazarse en bicicleta, no me refiero a jugarse la vida circulando por un carril bus compartido por autobuses, taxis, motos y bicicletas (un cajón desastre). Un carril bus delimitado por barreras de plástico, con una dimensión insuficiente para que un autobús rebase a una bicicleta con una distancia de seguridad mínima, pienso que está concebido por alguien que no anda en bicicleta y considero que si no hay ciclistas arroyados es porque, efectivamente, no hay ciclistas.
Previamente a la puesta en funcionamiento de un servicio de alquiler de bicicletas similar al que se ha instalado en otras ciudades (http://www.bicing.com), pienso se debería reeducar al conductor para que respete al ciclista considerándolo un vehículo más, siendo consciente de la desprotección y fragilidad de un ciclista frente a un automovilista.
En un reciente viaje a Copenhague he podido comprobar la diferencia a la hora de utilizar los transportes dentro de la ciudad es tanta, que considero tendrá que pasar alguna generación hasta que logremos igualarnos con estos países.
Probáblemente tengan que pasar varias generaciones( ojo, la natalidad disminuye, anímense los aun bisoños del tema que sin nuevos consumidores nada de nada) para que las ciudades se hagan para uso del ciudadano, no de los constructores.Que se humanicen para ser vividas más que para explotar nuestros intereses. Décadas atrás quien se enfundaba un chandal para corretear era un atolondrado, un inconsciente.Entre otros factores, la vista comercial de las empresas nos llevan a ver el atuendo deportivo como normal hoy en día, se practique o no.Y así,tan rícamente llegamos a cultivar nuestro cuerpo… comercialmente claro. Tendremos que buscar, pues, un deseo mercantil que llene las arcas de quien convenga para poder tomar las calles( y no al revés) de manera racional,del uso con bicis como medio habitual, de caminar…y la verdad, no han debido encontrarlo todavía. Tan solo queda el sano uso de este u otro medio no tan contaminante, como respuesta individual ante la locura colectiva de “con mi coche” hasta al baño…y claro, la ciudad así se convierte en un auténtico inodoro social, regado a golpe de paseo marítimo, que da muchos votos.(hablando de votos:Viva el día de la bici “by carrefour”)
Como está claro que convivir en la ciudad dentro de unos parámetros “mas humanos” solo le interesa a la subsistencia de los perros(y sus psicólogos) y, visto que parece que nadie puede sacar rentabilidad de esta idílica idea… nos resignaremos a que nos sigan asfaltando de gris nuestro enladrillado cerebro.Nosotros no lo veremos…pero quizá dentro de unas décadas… con el voto canino al día no se …no se. Por ahora y en general , pedimos tiempo libre y no sabemos qué hacer con él, que merezca la pena claro. Y así nos va a los consumidores de a pie.