Existe la falsa creencia de que las tarimas flotantes son un pavimento de inferior calidad comparado con una tarima clásica, madera maciza de 20 mm de espesor clavada sobre rastreles. También se tiende a considerar que una tarima flotante es un acabado económico de poca durabilidad y que transmite sensación de movimiento cuando caminamos sobre ella, puesto que se suele identificar este producto con tarimas sintéticas de reducido coste (entre 6 y 15 €/m²) y espesores mínimos (7/8mm), con acabados plásticos que se deterioran con rapidez.
Si se desea instalar pavimento de madera dentro de la vivienda, aconsejamos prescindir de las tarimas sintéticas, aunque más económicas, de menor calidad, descartar las tarimas clásicas por su inestabilidad dimensional y su elevado coste, decantándonos por las tarimas laminadas, formadas por distintas capas de madera con un espesor total de 14/15mm, acabado superficial de la madera que se elija en un espesor mínimo de 4 mm, que garantiza una larga vida del pavimento, permitiendo el acuchillado. El coste de estas tarimas varía en función de las dimensiones de las tablas, del número de lamas, la madera del acabado, así como el tratamiento superficial deseado (barnizado, cera, aceite,…), entre 35 y 50 €/m² dispondremos de un amplio abanico de posibilidades.
La instalación de una tarima laminada proporcionará gran número de ventajas que resumimos a continuación:
Estabilidad dimensional, al tratarse de un sistema multicapa, reduce hasta en un 65% la deformación de las piezas, debido a las variaciones de temperatura y humedad.
Posibilidad para el empleo de grandes formatos. Mientras que las tarimas tradicionales se realizan con tablas de entre 8 y 12 cm de ancho, las tarimas laminadas permiten llegar a dimensiones de hasta 25 cm.
Empleo sobre sistemas radiantes. Las tarimas laminadas nos facilitan la instalación sobre suelos radiantes, al tener una transmisión térmica superior a las tarimas tradicionales. Hemos de tener en cuenta que en la instalación de tarimas flotantes sobre suelo radiante deberemos intercalar una base insonorizante de al menos 1,5 mm de espesor con una barrera de vapor de aluminio en la cara superior, en contacto con la tarima, que actuará también como difusor de la energía. Desaconsejamos el uso de tarimas tradicionales sobre suelo radiante, puesto que los cambios térmicos producirán grandes deformaciones, reduciendo notablemente la durabilidad de este acabado y disminuyendo el rendimiento del suelo radiante debido a su elevado espesor.
Facilidad y rapidez de instalación. Los actuales sistemas de anclaje de las tarimas laminadas permiten una instalación muy rápida y sencilla, sin herramientas, con uniones seguras en los bordes frontales y longitudinales, que garantizan la eliminación de hendiduras en las juntas. Asimismo esto conlleva gran facilidad para el desmontaje si en un futuro decidimos cambiar el pavimento.
Larga durabilidad y posibilidad de acuchillado. Contrariamente a la opinión generalizada de que una tarima laminada no se puede acuchillar, hemos de indicar, tal y como se aprecia en la fotografía inferior, que los espesores de la lengüeta del machihembrado son similares a los de una tarima tradicional maciza, permitiendo igualmente al menos dos acuchillados a lo largo de la vida de este pavimento.
Economía. La instalación de una tarima laminada resulta mucho más económica frente a una tarima tradicional.
Por todo ello, en la actualidad consideramos erróneo la instalación de tarima tradicional en el interior de la vivienda, así como recomendamos, si el presupuesto os lo permite, instalar tarima laminada de madera, en lugar de sintética.